USO
FITOTERAPÉUTICO:
El boldo se usa sobretodo en
alteraciones del hígado y la vesícula biliar porque aumenta la secreción de
bilis y facilita su salida hacia el intestino para que pueda cumplir sus
funciones.
La bilis es imprescindible porque es
la sustancia que permite la absorción de las grasas. Si no la producimos en las
cantidades necesarias las grasas que comemos serán expulsadas sin ingresar en la
sangre y tendremos problemas graves ya que
las grasas
son imprescindibles para que nuestro organismo funcione adecuadamente.
También se usa para disminuir los
síntomas de indigestión (sensación de ardor o de saciedad o dolor o náuseas que
empieza cuando se está comiendo o al poco tiempo de acabar la comida).
El boldo favorece la eliminación de
los gases que se acumulan en el tubo digestivo, por lo que es útil en la flatulencia,
el meteorismo y en los cólicos digestivos.
La infusión de hojas de boldo tiene
efecto aperitivo (estimula el apetito).
Para cualquiera de estas
alteraciones, si los síntomas no desaparecen en 15 días es necesario consultar
al médico.
Se dice que posee propiedades diuréticas
y antiinflamatorias.
La Agencia Europea del Medicamento
(EMA) aprueba su uso para aliviar los síntomas de alteraciones
gastrointestinales leves.
La ESCOP indica su utilidad en
problemas leves del hígado y en el estreñimiento.
Se usa en infusión preparada las
hojas. Se toma caliente de 2 a 3 tazas al día, después de las comidas.
También se encuentra en cápsulas, comprimidos y extracto
líquido.
Por su acción sobre la vesícula biliar está contraindicada en enfermedades hepáticas graves y,
si hay piedras en la vesícula, no usarla sin consultar al médico.
No sobrepasar las dosis recomendadas
porque a dosis elevadas pueden aparecer
vómitos y convulsiones.
No usar más de un mes.
No se recomienda el uso en niños y en
jóvenes menores de 18 años porque no hay datos suficientes que aseguren que son
inocuos para ellos. Por la misma razón no debe usarse ni en el embarazo ni en
la lactancia.
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