jueves, 14 de noviembre de 2013

EFICACIA DE LA TERAPIA CON PLANTAS MEDICINALES III


ESTUDIOS CIENTÍFICOS DOBLE CIEGO

La utilidad de las plantas medicinales es mayor en los procesos crónicos que en los agudos. Un proceso gripal no es buen ejemplo dado que va a durar alrededor de una semana con o sin tratamiento. Ahora bien, si al paciente le administramos fármacos antitérmicos y analgésicos su estado general mejorará y se sentirá más aliviado de los síntomas gripales que si no recibe esos fármacos. En esta enfermedad el uso de plantas medicinales en forma de tisanas calientes ayudará en la mejoría de ciertos síntomas, pero no acortará la duración del proceso, del mismo modo que no lo hacen los fármacos. Por otro lado, los efectos de los fármacos son más potentes, se presentan con mayor rapidez y su duración es más prolongada que con las plantas medicinales.

En una infección urinaria (proceso agudo), no podemos esperar a que hagan su efecto las plantas que pueden tener acción  antibacteriana. Es necesario echar mano de los antibióticos de que disponemos para erradicar el germen infeccioso. ¿Porqué? Por lo anteriormente expuesto: Efectos más rápidos, más potentes y más duraderos.

Sin embargo, en procesos crónicos, osteoartritis por ejemplo, las plantas medicinales pueden ser una opción a valorar cómo medicación única o cómo coadyuvante de la terapia farmacológica.

Hay que decir que la posibilidad de aparición de efectos indeseables suele ser superior con el uso de fármacos que con el uso de plantas. Ahora bien, la gravedad del cuadro será el que determine el uso de una u otra terapia.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de los efectos indeseables que se presentan son de carácter leve y fácilmente reversibles. Con los fármacos que pueden producir efectos indeseables graves, así cómo, con los pacientes en riesgo de sufrirlos (ancianos, enfermos cardíacos, enfermos renales, etc.) el médico tendrá un cuidado especial en su seguimiento.

Algunos arguyen que se realiza menos investigación sobre la medicina herbal porque las plantas no pueden ser patentadas, y por tanto hay poco incentivo económico para estudiarlas. La investigación farmacéutica, por el contrario, puede ser muy lucrativa, lo que da como resultado la financiación de estudios por parte de compañías farmacéuticas.

Es el caso que la investigación farmacéutica sobre plantas medicinales empieza aislando el principio activo que produce el efecto. El laboratorio que logra aislarlo patentará el descubrimiento y se dispondrá a comercializar ese principio activo, NO LA PLANTA de la que procede. Luego seguirá investigando para tratar de sintetizar ese principio activo en el laboratorio. Eso puede tardar años y mientras se logra o no sintetizarlo, cultivará toneladas de planta para extraer el principio activo descubierto y ponerlo a la venta en cuanto la ley se lo permita.

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